sábado, 28 de mayo de 2011

Concepto de sostenibilidad

Me llamo Javier Neila, soy arquitecto, y desde el ámbito académico, investigador y profesional me dedico, desde hace muchos años, a la arquitectura bioclimática y a la construcción sostenible. He decidido empezar a colgar y compartir en la red textos e ideas sobre el tema.

Quiero empezar con una reflexión sobre la sostenibilidad, y quiero hacerlo porque hoy en día, el uso mediático abusivo del término está creando confusión entre los que lo oyen o leen. Se aplica a todo y en cualquier contexto. Esto ha provocado que muchas personas empiecen a rechazar el término, más por ese abuso al que me refería que por su contenido, que probablemente ignoran.
Sin embargo, su definición y sus concepto es muy sencillo. La SOSTENIBILIDAD es un concepto biológico que se refiere al equilibrio entre una especie y los recursos de su entorno inmediato. Si no se mantiene ese equilibrio, como tantas veces ha ocurrido en la naturaleza, la especie desaparece.

Es decir, la sostenibilidad se refiere al consumo de recursos.  Un uso sostenible de los recursos es un uso racional de ellos que evite que se agoten.

El ser humano, como especie, también debe mantener ese equilibrio, y como especie inteligente tiene capacidad para hacerlo.

En nuestro ámbito de trabajo, ¿cuáles son los recursos que debe gestionar la arquitectura?:

·       Los materiales, con los que construimos nuestros edificios
·       La energía con la que los acondicionamos y los hacemos habitables
·       El agua, que consumimos en ellos
·       E, incluso, el aire que tenemos que respirar dentro de la construcción
La inmensa mayoría de los materiales que usamos en construcción (cerámica, hormigón, vidrios, metales, plásticos, etc.) se agotan, por tanto no son en sí mismos sostenibles. El único material constructivo que no se agota es la madera, ya que forma parte del ciclo natural de la fotosíntesis y la biodegradación del producto, que lo transforma en nutriente. Para convertir en sostenible a la construcción hay que contemplar la reutilización de los materiales, el uso de materiales reciclados y la prescripción de materiales que tras su demolición puedan ser reciclados. La industrialización, generando pocos residuos, y, sobre todo, la rehabilitación, grado máximo de la reutilización de los materiales, son las dos vías óptimas que nos encaminan hacia la construcción sostenible.

La energía convencional, que es de origen fósil, se agota, y a un ritmo muy superior al de las materias primas constructivas. Por tanto, la primera medida es reducir la dependencia energética del edificio, con el correcto diseño formal del edificio que permita captaciones pasivas energía (calor o frío), incrementando los espesores del aislamiento, empleando soluciones de ventana de mayor calidad, eliminado los puentes térmicos, empleando recuperadores de calor en el sistema de ventilación, etc. El resto, que debería ser nulo o muy poco, como dice la Directiva Europea relativa a la eficiencia energética de los edificios, debe venir de fuentes renovables o residuales. Es decir, la biomasa, la energía solar térmica y fotovoltaica, la energía mini eólica, la energía mini hidráulica, la micro cogeneración, la energía geotérmica o la energía aerotérmica.

El agua no se agota, pero el agua dulce está concentrada mayoritariamente en los casquetes polares y el resto distribuido de una forma muy desigual. Por tratarse de un recurso que no se agota, sino que sólo se transforma, podríamos considerar que ya es intrínsecamente sostenible, pero el problema es que la población de la tierra crece sin cesar, por lo que la cuota por persona disminuye como si disminuyera el recurso. En ese sentido tenemos igual obligación de gestionarlo sosteniblemente, haciendo que nuestros electrodomésticos o grifería gasten menos, recogiendo agua de lluvia y tratando las aguas grises para su reutilización.

Finalmente el aire que hay en la atmosfera que respiramos que, si bien no agotamos, estamos alterando de tal modo que se convierte casi en un recurso que gastamos al contaminar. Por ello, todas las medidas encaminadas a reducir nuestra dependencia energética o a emplear energías renovables limpias, también redundarán favorablemente en la gestión de este recurso.
Es decir, que la sostenibilidad es gestionar correctamente los recursos de los que disponemos, evitando que se agoten. Si no lo hacemos, a medio o a largo plazo, desapareceremos como especie.